Lo primero a considerar es revisar bien qué tipo de alimentación llevamos. Las
verduras, las frutas y la cantidad recomendada de agua, son clave para mantener nuestra piel fresca e hidratada desde dentro. Por ello, con incluirlos en una dieta, siempre equilibrada, estaremos preparándonos bien para que nuestra piel 'aguante' mejor. Unido a esto, tampoco debemos olvidarnos de desterrar o reducir algunos malos hábitos como el
alcohol y el tabaco, que tanto influyen en la apariencia de nuestra dermis a medio y largo plazo.

Lo segundo es tratar de llevar una rutina de ejercicios diaria que aleje el término sedentarismo de nuestras vidas. Las más apropiadas son las
técnicas aeróbicas, que favorecen muchísimo la elasticidad, y la
natación, que permite tonificar bien nuestro cuerpo en casi toda su amplitud. Además, éstos nos ayudarán a mantenernos en nuestro peso y a disimular la celulitis que en muchos casos acompaña a la flacidez cutánea.
Por último, el cuidado externo a través de geles y cremas tampoco debe desprenderse de nuestra agenda diaria. En esto, es importante diferenciar entre los cuidados del rostro y del resto del cuerpo, especificando en aquellos lugares en los que la piel se presente en peor estado. Las
cremas que favorecen la creación de colágeno y elastina en nuestra piel están muy de moda últimamente y podemos encontrar fórmulas verdaderamente milagrosas.
No obstante, además de recurrir a éstas, no podemos pasar por alto una higiene, hidratación y exfoliación previa, puesto que estos tres pasos favorecerán que nuestra dermis esté más receptiva y sana.
fuente: http://belleza.facilisimo.com
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